Hola! Recordemos que esta etapa de primera infancia que comienza como algunos padres le dicen con los “terribles 2” y sigue con los niños en etapa escolar hasta los 7 años, exige de mucha comprensión por parte de nosotros acerca de lo que nuestros chicos viven en su desarrollo ya que nuestros hijos empiezan a presentar ciertas actitudes y acciones que no entendemos por el hecho de que comienzan a interesarse por el mundo y lo que los rodea, y ese mundo desconocido y lleno de aventuras los lleva a experimentar un mar de sensaciones, pensamientos y sentimientos que los niños en esta etapa no saben gestionar adecuadamente.
De allí que muchas veces se abruman y se sientan agobiados con el hecho de que nuestros chicos hagan pataletas o rabietas, exploten con rabia muchas veces cuando le dices que no pueden hacer algo, o cuando no obtienen lo que quieren, o tuvieron un problema con algún compañerito en la guardería porque sencillamente no le dio el juguete que quería en ese instante, etc. O también experimenten una tristeza y un llanto incontrolable porque no pudiste comprarles su helado favorito o porque el agua estaba muy fría y no les gustó; o alegría extrema porque acabaron de ver su personaje animado favorito…
En los niños, las emociones constan de dos grandes aspectos: la sensación subjetiva y la manifestación objetiva. Es decir, lo que están experimentando internamente, a lo que muchas veces aún no saben ponerle nombre, y la actitud o acciones que toman en consecuencia.
Como los niños pequeños aún no saben controlarlas, casi siempre que experimentan una emoción fuerte se van a dar cuenta de ello y lo van a expresar de una u otra manera.
A partir de los dos años hasta los 7 años aproximadamente los niños comienzan a desarrollar habilidades (sanas) y/o mecanismos de defensa (patológicos) para lidiar con sus estados de ánimo. Sin embargo, estos niños varían inmensamente tanto en la intensidad con la que sienten las cosas como en la manera en que reaccionan a ellas. Y como les comentaba antes, pueden frente a una misma situación como lo es por ejemplo que un compañerito no quiera jugar con él actuar de maneras diferentes: podría sentirse triste y decepcionado y que decida abandonar el juego sin más o ponerse furioso y colérico arrojando los juguetes al piso.
Debemos siempre ser ese puerto seguro de emociones para nuestros chicos y enseñarles que en las emociones hay dos partes fundamentales que hay que comprender y tener presente: la parte subjetiva y la parte comportamental. La mayoría de las veces atendemos la parte comportamental de nuestros hijos, pero no la subjetiva, y ahí es donde debemos hacerles caer en cuenta a nuestros hijos que toda acción tiene su reacción de acuerdo con como la veamos y sintamos en el momento y también de acuerdo a cómo la gestionemos en ese instante.
No es lo mismo que tu hijo avente los juguetes contra la mesa por la ira que le dio el que su amiguito no jugara con él a que tu hijo abandone el juego y diga “No quiero jugar más”. Según su propia subjetividad, va a depender el comportamiento que tenga y enfrente dependiendo de la situación en concreto y esas habilidades debemos enseñárselas nosotros, para que ellos puedan así entender las consecuencias naturales de sus emociones, sensaciones y pensamientos y puedan gestionarlas de forma asertiva.
Cuando empezamos a enseñarles a los niños en esta etapa a cómo llevar a cabo esta gestión, ellos aprenderán a:
• Tener periodos más largos de atención sostenida y dedicación en una tarea o labor que se presente.
• ser menos susceptibles al estrés o ansiedad frente a diversas situaciones cotidianas
• resolver por su cuenta conflictos con niños de la misma edad o menores.
• tener mejor autoestima y autocompasión.
• ser más cooperativos y empáticos con los demás.
• a cuidar a los demás y a sí mismo.
• tener menos problemas de conducta en las etapas posteriores.
Bueno, pero ¿cómo evitar caer en errores al momento de querer entender las emociones de mi hijo en estos años de 2 a 7 años?
Debemos pensar primero que nuestros hijos en estos años ya no son los bebés que antes teníamos y que ahora la forma de expresar sus necesidades y emociones es diferente.
Aunque son niños más grandes no son personas que saben manejar sus emociones a nivel adulto y por ende debemos evitar caer en errores como minimizar las sensaciones de nuestros hijos, reprimirlas por el hecho de que son niños pequeños, evitar que las expresen, ignorarlas o pasarlas por alto, o inclusive juzgarlas.
Pero antes de continuar con el tema que nos convoca que es cómo entender las emociones de los niños de 2 a 7 años me gustaría que realicemos un ejercicio y es preguntarte: ¿Cómo fue para mi esa comunicación de mis emociones con mis padres cuando tenía 2 a 7 años? ¿Cómo crees que fue esa expresión de tus emociones, sensaciones, pensamientos y necesidades tuya con los demás y con tus padres en esa etapa? ¿Los demás entendían tus necesidades cuando tú las pedías? ¿Cuándo tenías algún momento de alegría, rabia, tristeza, desagrado, miedo cómo lo expresabas? ¿Eras calmado/a o al contrario explotabas y no sabías controlar tus emociones?
Y habiéndote contestado estas preguntas, aquí les vengo a dejar estos tips que nos van a permitir entender mejor las emociones de tu hijo. ¿Preparados? Aquí vamos.
1. Reconoce las emociones de tu hijo tan pronto aparezcan: Exprésale que tú te das cuenta de cómo se siente, y ayúdale a ponerle nombre a esas emociones que quizá todavía no entiende, como enojo, tristeza, alegría, felicidad, desagrado, etc.
2. Valida sus emociones: hazle ver que es perfectamente normal que a veces experimentemos emociones negativas y complejas en determinadas situaciones. Al mismo tiempo, sirve para recordarle que los sobresaltos emocionales son transitorios y que estamos allí para acompañarlo en el proceso.
3. Bríndale la contención adecuada a sus emociones cuando se expresen: cuando la expresión de las emociones es demasiado intensa o contraproducente, antes de comenzar a inspeccionarlas es importante contenerlas, ya sea mediante un abrazo o un ejercicio de respiración controlada, para darle la gestión a esa emoción y que no se salga de control o caiga en un mayor desborde emocional.
4. Inspecciona acerca de dicha emoción: Aquí no es volverte policía o mamá/papá helicóptero. Cuando hablo de inspeccionar sobre la emoción es profundizar en lo que el niño está sintiendo y por qué para que tu hijo pueda generar un modelo de causa-efecto que le ayude a ganar control sobre la situación en concreto y a determinar si la forma en que se está expresando es o no la adecuada según el momento.
5. Moldea las emociones de tu hijo: Como siempre les he dicho, sé el puerto seguro de emociones que él/ella necesita, siendo modelo de empatía, de amor, de expresividad sana, y llevando a tu hijo a tomar las riendas de la situación de forma asertiva buscando siempre enseñarle las consecuencias naturales de sus actos y encontrar soluciones adecuadas al hecho y al comportamiento frente a la emoción que se experimenta.
6. Elogia cada logro por pequeño que sea en la gestión de sus emociones: El trabajo no está terminado cuando el niño se calma y sabe controlarse. Aquí entra la inteligencia emocional y la consolidación de valores asertivos. Si para el niño supuso un esfuerzo el aprender a entender el motivo por el que su amiguito no quiso jugar con él y el encontrar calma frente a su emoción experimentada (volviendo al ejemplo anterior), debemos demostrarle que estamos orgullosos de su logro y mostrarle los valores que hay detrás del manejo adecuado de su emoción. Con ello estaremos contribuyendo a un sano desarrollo de su inteligencia emocional y a la consolidación de valores asertivos en nuestro hijo.
Espero que estos consejos te ayuden a entender mejor las emociones de tu hijo de 2 a 7 años y a comprender mejor su parte emocional.
Un abrazo enorme de mi parte.
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